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Artista en las sombras

En las calles más recónditas de Quito, apareció una serie de grafitis espectaculares, cargados de un realismo tan inquietante que parecían cobrar vida en la penumbra. Firmadas con las iniciales «S.N.», estas obras transformaron paredes olvidadas en lienzos que reflejaban angustia, belleza y una oscuridad inexplicable. Nadie conocía al artista, pero su fama creció hasta que sus grafitis fueron retirados de las calles y llevados a exposiciones en prestigiosas galerías.

Una de las obras más impactantes, «El Rostro en Llamas», mostraba una figura en agonía, envuelta en fuego y con una mirada que parecía seguirte. Aquellos que se atrevían a observarla detenidamente juraban sentir un calor asfixiante y un susurro que decía: «No debiste traerme aquí».

Se decía que el artista era Sebastián Navarrete, un grafitero prodigioso que murió trágicamente años atrás al caer de un edificio mientras terminaba su obra maestra. Según la leyenda, su espíritu quedó atrapado en las calles, impulsado por una obsesión: ser reconocido como el mejor artista urbano de Quito. Sin embargo, su talento en la muerte superó al que tuvo en vida, y sus grafitis adquirieron un aura sobrenatural que nadie podía explicar.

Durante la inauguración de una exposición dedicada exclusivamente a S.N., una multitud se reunió en una galería del centro histórico. Al caer la noche, las luces parpadearon y las obras comenzaron a desvanecerse lentamente de los lienzos, como si fueran arrancadas por manos invisibles. Entre el caos, una voz resonó: «Mi arte pertenece a las calles, no a estas cárceles de vanidad».

Obras de S.N.

Cuando la luz volvió, las paredes de la galería estaban vacías. Al día siguiente, los grafitis reaparecieron en los mismos muros de Quito donde originalmente habían sido pintados, pero con un detalle nuevo: la figura de un hombre con ojos hundidos, observando desde las sombras.

Desde entonces, nadie se atreve a trasladar las obras de S.N. fuera de las calles. Su arte sigue siendo un tributo a su memoria… y un recordatorio de que algunas historias no pueden ser separadas de sus orígenes.

Autor: Sebastián Cruz.

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